Dice un gran amigo mío que este no es un país que acepte de buen grado la formación. Como que nos empeñamos en pensar que ya hemos nacido con todo el conocimiento necesario para cualquier actividad que vayamos a aprender. Esta teoría, que sustituye la educación por las gónadas masculinas, se suele encontrar de frente con la práctica, como pudimos demostrar el día 20 a los cinco valientes que cambiaron la ración de tiros semanales por una tranquila mañana de curso.
En mi propio camino por el proceloso mundo del Airsoft (perdón, es que acabo de comer y estoy poético), he procurado asistir a cuantos cursos he podido y mi intención es seguir haciéndolo; he recibido cursitos de todo aquel que ha querido dármelos. Pienso que la experiencia de otros bien me puede servir a mí, por lo que intento aprovechar lo que me cuentan y aplicar lo que puedo para mejorar mi juego. Tengo que decir que, llevándolo a la práctica y repitiendo las enseñanzas, mi juego ha mejorado notablemente: he pasado de ser un desastre a hacerlo regular.
Pues bien, armado con el convencimiento de que estos cursos sí son útiles para un airsofter y animado por Marcos y Pedro (Matadero, Indoor Villaviciosa, Alovera), engañé un poco al gran amigo que mencionaba al principio y a la mejor jugadora de la zona centro y tomamos de la mano a nuestros alumnos en el, sí, proceloso, curso.